Patrick, nació ciego y sin movilidad en sus piernas, pero está desarrollando una vida tan activa como muchos otros, la pregunta seria ¿qué lo lleva a poder desarrollar todo esto?. Creo que podemos encontrar varias cosas.
· Aprendió el contentamiento sin importarle las circunstancias por las que está pasando.
· Tiene un padre que siempre está con él.
· Su padre le enseña todo.
· Aprendió a comunicarse con su padre, a depender de él y sobre todo a disfrutar de su compañía.
La siguiente pregunta sería ¿Qué nos puede llevar a enfrentar los retos de una vida misionera?
· Al igual que Patrick, aprender a estar contento sea cual sea las circunstancias. La obra misionera tiene sus dificultades y exige en muchas oportunidades sacrificio e incomodidades, pero si aprendemos a estar contentos en medio de estas circunstancias creo que tenemos una parte de la batalla ganada, el Apóstol Pablo dice que él también aprendió a vivir en contentamiento. “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” Flp 4:11 -12, la pregunta personal sería ¿estamos nosotros aprendiendo a vivir en contentamiento?
· Nosotros también tenemos un Padre Celestial que está todo el tiempo con nosotros y nos ha dado su propio Espíritu, con todo su Poder y nos permite emprender en Él las obras más retadoras “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2Ti 1:7
· Cada uno de nosotros tenemos el Espíritu de Dios, que en todo momento nos enseña las cosas que debemos de hacer “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Jua 14:26 y si le pedimos Sabiduría Él no da toda la que necesitamos para hacer las obras conforme a su Voluntad. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Stg 1:5
Si queremos emprender las obras más retadoras o enfrentar todas las dificultades de la obra misionera, debemos de recordar que nuestro amado Padre nos ha dado ya todas las herramientas para hacer su obra y está en nosotros el aprender a comunicarnos diariamente con Él mediante la oración, si fortalecemos nuestra comunicación con nuestro Padre comenzaremos a depender de Él y a disfrutar de su compañía.
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